El Papa Francisco dio de que hablar tras la misa matutina, durante la reunión toco el tema de los Hechos de los Apóstoles que narra el discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía en el que el apóstol habla de Cristo muerto y resucitado, informó ACI Prensa
De un momento a otro el Papa reflexionó sobre el cielo. «Nosotros estamos en camino, ¿pero hacia dónde?», se preguntó Francisco para rápidamente responder: «¡Sí, al cielo!'».
Luego el Pontífice, comenzó su explicación. «‘¿Y qué es el cielo?’. Y ahí, comenzamos a dudar en la respuesta, no sabemos bien cómo decir ‘qué es el cielo’. Y muchas veces pensamos en un cielo abstracto: ‘¿Será un poco aburrido estar allí, toda la eternidad?’.No, el cielo no es eso. Nosotros caminamos hacia un encuentro: el encuentro definitivo con Jesús. El cielo es el encuentro con Jesús», asevero.
Añadió: “El cielo será este encuentro, un encuentro con el Señor que ha ido allí a preparar el puesto, el encuentro de cada uno de nosotros. Y esto nos da confianza, hace crecer la confianza».
Cuando explicaba el religioso, el trabajo de Jesús es la oración intercesión. «Jesús ora por mí, por cada uno de nosotros. Pero esto debemos repetirlo para convencerlo: Él es fiel y Él ora por mí, en este momento. Y cada uno de nosotros debe decir: ‘Jesús está orando por mí’, está trabajando, no está preparando para ese puesto. Y Él es fiel; él es fiel: lo hace, porque lo ha prometido».
Ciertamente, el hombre no puede describir lo que es estar en el cielo con Dios, “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” 1 Juan 5:7. También la Biblia nos aclara lo siguiente: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaias 55:9.
¿Alguna vez alguien pudo ver lo que ocurre en el cielo?
El apóstol Pablo describe en 2 Corintios 12:2-4 lo siguiente: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.